miércoles, 15 de julio de 2015

El Gótico en Europa


El "arte gótico" aparece por primera vez en L'île de France a finales del siglo XII y pasa a extenderse desde aquí a la mayor parte de los países europeos. Estamos ante un fenómeno de vital importancia que ha de ser interpretado como la materialización de los trascendentales cambios, no sólo económicos, políticos y sociales, que tuvieron lugar a lo largo de los últimos siglos de la Edad Media, sino también cambios decisivos en la mentalidad de la época que preparan el camino para la llegada del Renacimiento. La secularización de la sociedad, el desarrollo de las ciudades y los descubrimientos geográficos propiciados por las innovaciones en el campo de la navegación, irán aproximando paulatinamente al hombre al centro de la Creación.


Sainte-Chapelle. París


1. ALGUNOS ASPECTOS SOBRE EL GÓTICO

El Gótico es el estilo imperante en Europa durante los siglos XIII, XIV y XV cuyo nacimiento está motivado por la aparición de una serie de cambios culturales políticos y sociales que tendremos ocasión de ver. El arco cronológico y espacial en el que se desarrolla el Gótico es muy amplio y por ello resulta bastante complicado establecer sus límites.

El origen del término gótico posee, como muchos otros, una fuerte connotación negativa. La palabra Gótico viene a significar "godo" y era utilizada por los humanistas renacentistas para referirse a un tipo de escritura medieval contrapuesta a la escritura "romana". Más tarde su utilización se hizo extensiva a la arquitectura y, finalmente, al resto de las manifestaciones artísticas como la pintura, la escultura y las artes menores. El Romanticismo será el movimiento que se ocupe de revalorizar este estilo que, durante mucho tiempo, fue despreciado por su alejamiento de la estética clásica. 

Francia, y concretamente la región de Lîle-de-France (París), es el lugar en el que se produjo su nacimiento a mediados del siglo XII, como expresión del poder de la monarquía y de la iglesia de este país. Desde aquí se extenderá a la mayor parte de los países europeos, en los que se llevará a cabo una interpretación propia del estilo con unas características que son el reflejo del pasado artístico y de la personalidad de cada uno de estos lugares. Uno de los personajes que más contribuyó a su nacimiento y desarrollo fue Suger de Saint-Denis, abad e historiador francés y consejero del rey Luis VI el Gordo. Él fue, además, el encargado de impulsar la reconstrucción de la abadía cluniacense de Saint-Denis, en la cual se ensayaron una serie de innovaciones técnicas y arquitectónicas que anuncian la llegada de la arquitectura gótica.

El Císter es otro importante elemento a la hora de establecer los orígenes del Gótico: se trata de una orden monástica que surge en Francia al amparo de la personalidad de san Bernardo, quien arremetió contra la orden cluniacense y condenó los excesos decorativos y la suntuosidad de algunos edificios románicos. Afirmaba que los monstruos que ornaban los capiteles distraían al fiel e impedían la concentración en sus rezos. Los edificios de la arquitectura cisterciense son sobrios, carecen de elementos decorativos, emplean con frecuencia la bóveda de crucería (este es uno de los elementos que han invitado a considerar la arquitectura cisterciense como el antepasado directo de la gótica) y amplios ventanales de una luz blanca y pura, que no multicolor como sucede en la arquitectura gótica.

Durante estos siglos se producen importantes cambios en lo que respecta a la cultura, la sociedad, la economía y el pensamiento. En el campo de la filosofía se sustituyen las ideas platónicas, que tanto defendió san Agustín, por la teoría de Aristóteles, de la que se hizo eco santo Tomás de Aquino, custodiada y conocida por los musulmanes, y que será traducida en Occidente a lo largo del siglo XII. Surgen figuras como san Francisco de Asís (il poverello), al que seguirá el franciscano san Buenaventura, que aportará grandes cambios en el ámbito de la espiritualidad, dando origen a las llamadas órdenes mendicantes. Aparece de este modo una nueva visión de la religión que no está fundamentada en el temor imperante a partir del año 1000, sino en valores como la pobreza, la humildad o la compasión. Estos cambios trajeron consigo una nueva visión de Dios, alejada ya de la imagen de justiciero que ofrecía el Románico. Durante el Gótico, éste aparece como un ser mucho más bondadoso y próximo al hombre. 

Las cruzadas (las primeras se remontan al siglo XI) que surgen para custodiar los Santos Lugares y cuidar de los peregrinos  que las visitaban, permiten el conocimiento de un mundo con el que no se había tenido contacto hasta ese momento y favorecen la aparición de nuevas rutas comerciales.

La mujer comienza a desempeñar un papel bien diferente al que había encarnado hasta ahora; se convierte en el centro de las composiciones de los trovadores y del culto caballeresco. Al mismo tiempo la Virgen comienza a asumir un lugar preeminente en la iconografía sagrada y en las portadas de las iglesias.

Frente al Románico, que es un arte rural, el Gótico se desenvuelve en las ciudades, núcleos de población que experimentan en estos siglos un vertiginoso crecimiento en torno a los burgos, barrios en los que se asentaban los burgueses, gentes que se enriquecieron gracias a su trabajo, la mayor parte de las veces de carácter artesanal. Allí se ubicaban "las escuelas urbanas" en las que se custodiaba el saber de la época y que, más tarde, dieron lugar al nacimiento de las universidades. Una de las más representativas era París, integrada por las facultades de Derecho, Medicina, Teología y Artes. Junto a la de París sobresalen Bolonia, Oxford y Cambridge.

En definitiva, podemos afirmar que el Gótico es el resultado de una serie de cambios, no sólo técnicos y constructivos, sino cambios en la mentalidad, la cultura, la economía y la sociedad del momento. Esta creciente secularización que tuvo lugar durante los siglos del Gótico preparó el camino para la llegada del Renacimiento.

San Francisco predicando a los pájaros. Basílica de San Francisco. Asís.



2. LA ARQUITECTURA GÓTICA

2.1. Características generales de la arquitectura gótica

El Gótico supone, entre otras muchas cosas, un cambio radical en la manera de construir que se produce como consecuencia lógica de los estudios de carácter geométrico, matemático y aritmético a los que se había llegado. Las aportaciones constructivas de este período fascinarán a un buen número de personajes del siglo XIX, como Viollet-le-Duc e inspirarán el nacimiento del Neogótico.

Las principales características de la arquitectura gótica son las siguientes:


  • La utilización del arco apuntado es uno de los principales logros constructivos que permiten erigir edificios más elevados, disminuyendo el empuje lateral y además ayudan a acentuar ópticamente la sensación de esbeltez que se pretende crear en el edificio gótico. Este tipo de arco había sido utilizado ya en la arquitectura románica de Borgoña y de Provenza, así como en  la arquitectura costarricense.
  • La bóveda de crucería es otra de las piezas fundamentales de la arquitectura gótica.
  • El muro pierde importancia frente al vano, cuyas dimensiones aumentan considerablemente. Este incremento del tamaño del vano obedece al decisivo protagonismo que adquiere la luz dentro del espacio sagrado.
  • Como elemento sustentante se emplean gruesos pilares con banquetones sobre los que descansan los capiteles.
  • En los edificios del siglo XIII seguirá apareciendo la tribuna, que más tarde se irá modificando en su estructura, para finalmente desaparecer por completo.
  • Todo este complejo sistema constructivo debía estar necesariamente reforzado en el exterior con contrafuertes en los que descansan los arbotantes. Sobre los contrafuertes aparecen los pináculos. Algunos historiadores consideraron durante cierto tiempo que los pináculos tenían una simple función decorativa, pero hoy podemos afirmar que su función es la de ejercer una fuerza vertical que neutralice los empujes laterales transmitidos por los arbotantes a los contrafuertes. Las gárgolas también tenían un cometido muy claro, ya que servían para eliminar el agua evitando que ésta pudiese deteriorar las cubiertas. Las gárgolas toman las formas más fantásticas que es capaz de crear la imaginación del artista.
El edificio gótico es estilizado y de gran altura, invitando al creyente a elevar su mirada al cielo. Esta tendencia a la verticalidad irá creciendo a medida que pase el tiempo y exista un mayor dominio de las técnicas constructivas. Por ello, las primeras catedrales, más pesadas y horizontales, darán paso a edificios más esbeltos y livianos.

Interior de la Catedral de Reims


2.2. La catedral gótica

Durante el Gótico se construyeron muchos edificios de carácter civil, algunos de ellos tan hermosos como el Palacio de los papas de Aviñón, pero sobre todo, se hicieron edificios religiosos y, en concreto, catedrales, las cuales se distinguían por su altura del resto de las construcciones urbanas. En la construcción de las catedrales, que podía prolongarse a lo largo de todo un siglo, participaba la mayor parte de la población, no sólo con su esfuerzo físico, sino también con su colaboración económica. Muchas de ellas custodiaban importantes reliquias que reportaban grandes beneficios económicos en forma de generosas limosnas.

Por lo general, las catedrales se construían en lugares en los que ya había existido otro edificio con anterioridad, ya que durante la Edad Media el lugar elegido para la ubicación de un edificio es algo primordial.

La planta de la catedral es de cruz latina con tres o cinco naves entre las que la central sobresale en altura por encima de las laterales. Cuando esta diferencia está muy acentuada estamos ante edificios ad triangulum, sin embargo, cuando la diferencia no es muy pronunciada hablaremos de tendencia ad quadratum. Las naves laterales se unen por detrás de la central creando la girola en torno a la cual se hallan las capillas radiales. La planta simboliza la crucifixión de Cristo y los pilares del crucero a los evangelistas. En los pies existen dos torres que flanquean la fachada con tres portadas decoradas. En ocasiones también se advierte la existencia de portadas monumentales en los brazos del crucero. En la parte central de esta último se ubica el cimborrio que se remarca en altura con una aguja, algunas de ellas bellamente caladas. Las portadas de las catedrales eran, al mismo tiempo que un método de divulgación de la doctrina cristiana, el escenario en el que tenía lugar la representación de misterios y autos sacramentales.

Fachada de la Catedral de Notre-Dame. París

La luz desempeña un papel fundamental en el arte gótico puesto que simboliza la presencia divina y penetra a través de las vidrieras realizadas con fragmentos de vidrios de múltiples colores. El rosetón, situado a los pies de la iglesia, es un gran vano de forma circular que permite el paso de luz coloreada y contribuye a crear un ambiente de religiosidad, que sitúa al creyente en un mundo celestial, en la Jerusalén celeste. 

Catedral de Notre-Dame vista desde un lateral. París

En torno a las catedrales se establecían los canteros, rejeros, retablistas y carpinteros, que iban realizando sus labores al tiempo que se erigía ésta tal y como hemos podido saber por algunas miniaturas que dan fe del proceso constructivo de una catedral.


2.3. La arquitectura gótica en Francia

Francia, cuna del Gótico, es uno de los países en el que mayor número de edificios de estas características encontramos. Los orígenes de este estilo en Francia se encuentran en la cabecera de la iglesia de la abadía carolingia de Saint-Denis y en la catedral de Sens. En la iglesia de Saint-Denis se modificó la cabecera consagrada en el año 1144. La catedral de Sens, realizada en 1130, tiene un interior en el que se puede percibir una fuerte sensación de solidez. El siguiente testimonio de la evolución artística del momento lo marca el ábside de Saint-Martin-des-champs de París, llevada a cabo en la segunda mitad del siglo XII. 

La catedral de Laon tendrá una influencia decisiva sobre edificios que se construirán posteriormente, como la catedral de Reims, mientras que la planta de Notre-Dame de París influirá en algunos ejemplos españoles, sobre todo, en la catedral de Toledo. Uno de los aspectos que se constatan tras el estudio de estas primeras catedrales es que, progresivamente, se va aumentando la altura del edificio.

La plenitud de la arquitectura gótica francesa se alcanza con las catedrales de Chartres, Reims y Amiens. La que mejor representa la catedral gótica canónica es la de Chartres. En ella ya se produce la supresión de la tribuna, mientras que permanece el triforio, cuerpo de ventanas que aparece en los muros de la nave central y que suele tener, además, un angosto pasillo. En la planta de cruz latina con el crucero ligeramente desarrollado sobresale la nave central, considerablemente más alta que las laterales, configurando por tanto un edificio ad triangulum. La catedral de Reims sigue los pasos marcados por la catedral de Chartres y repite la manera de organizar el alzado. La catedral de Amiens (1220-69) posee una planta que se convertirá en un ejemplo para otras muchas que se construirán más tarde, no sólo en Francia, sino también fuera de ella. La catedral de Reims tiene tres naves, transmito también de tres naves, como aspecto original, el vaciado del triforio en la zona del presbiterio, lo que no se había hecho hasta aquel momento.

Catedral de Chartres

Interior de la catedral de Chartres

Interior de la catedral de Reims visto desde la cabecera

La Sainte-Chapelle es uno de los ejemplos más bellos que ha dado el Gótico. Se inició en torno a 1241 con la finalidad de convertirse en un gigantesco relicario que albergase la corona de espinas de Cristo que los cruzados habían conseguido como botín en la toma de Constantinopla. Consta de dos pisos, en el inferior la cripta y sobre ésta, una iglesia. La vidriera ocupa la mayor parte de la superficie del muro y la luz inunda el espacio confiriéndole una especial atmósfera cargada de misticismo.

El Gótico flamígero supuso pocas aportaciones técnicas pero un interesante cambio estético. En él prevalece lo decorativo sobre lo estructural, las bóvedas se hacen más complejas, dada la multiplicación de nervios y los arcos adoptan nuevas formas (cardenales, escarzanos, etc.). Santa Magdalena de Troyes es un excelente ejemplo del Gótico flamígero.


2.4. La arquitectura gótica inglesa

El punto de partida del Gótico inglés es la arquitectura gótica francesa, ya que, tomándola como referencia, irá evolucionando hasta llegar a un estilo más personal e independiente. Hay quien afirma que el Románico normando está en la base de este proceso evolutivo, incluso la catedral de Durham, obra en la que ya aparecieron algunos elementos del Gótico como los arcos apuntados y la bóveda de crucería. En el Gótico inglés es posible distinguir tres momentos diferentes:

  • En primer lugar apareció lo que los ingleses llaman Early English o primer estilo. Se trata de una arquitectura muy sólida, muy compacta, tendente a la horizontalidad, característica ésta de la arquitectura románica. En Inglaterra en estos momentos está documentada la presencia de una serie de artistas franceses que dejaron su impronta en algunas obras como la catedral de Winchester. La catedral de Salisbury se edificó entre 1220 y 1266. En planta podemos apreciar un ábside recto, dos cruceros (algo que se repetirá en otros muchos edificios góticos de este momento), el claustro y la sala capitular. 
Interior de la catedral de Winchester

  • En el siglo XIV irrumpe el Gótico adornado o curvilinear, en el que se está gestando ya la formación de un arte distanciado del ejemplo francés y dotado de peculiaridades propias de estas tierras. Los edificios comienzan a tender a la verticalidad y una abundante y abigarrada decoración. Los ábsides continúan siendo rectos. La catedral de Ely y algunas partes de York representan el Gótico adornado.
Catedral de Wells

  • Por último, a finales del siglo XIV surge el Gótico perpendicular. Se llega al punto culminante de un proceso evolutivo iniciado con el Primer Gótico. El Gótico perpendicular juega con las curvas y las contracurvas. En las bóvedas, los nervios, precedentes de las columnas, se entrecruzan rítmicamente. Se emplea la bóveda de abanico, llamada así por la similitud de sus nervios con las varillas de un abanico. Los vanos se hacen muchísimo más grandes y la luz inunda el espacio sagrado. La capilla del King's College de Cambridge y la capilla de Enrique VII en la abadía de Westminster son algunos de los ejemplos que ilustran a la perfección el llamado Gótico perpendicular.
Vista interior de la capilla del King's College


2.5. La arquitectura gótica en Alemania

El Gótico tardó algún tiempo llegar a Alemania y cuando lo hizo fue bajo la influencia del Gótico francés. La catedral de Magdeburgo (1209), una de las primeras que se construyó, se inspira en la de Laon. La catedral de Colonia es una de las más representativas del Gótico alemán y una de las que mejor demuestra hasta qué punto tiene influencia en ella el Gótico francés, puesto que para la cabecera se toma como ejemplo la catedral de Amiens. 

Catedral de Colonia

La catedral de Estrasburgo (hoy en Francia) posee una cabecera románica, pero el resto de sus partes se construyeron bajo los postulados del Gótico, asumiendo influencias como la de la catedral de Chartres. En la catedral de Santa Isabel de Marburgo se comienza a utilizar la planta salón, denominada Hallenkirche, que tendrá una gran influencia sobre muchos de los edificios construidos a lo largo del siglo XIV, no sólo en territorios alemanes, sino también en otros fuera de sus fronteras como el área levantina española. 

Una original variación del Gótico en Alemania es lo que se ha denominado "Gótico Vístula", en el que la escasez de la piedra llevará al empleo del ladrillo (la catedral de Lübeck).

Durante el siglo XV pervivirá la planta de salón en la que los soportes se van estilizando cada vez más, tal es el caso de la catedral de Ulm, de la que conocemos la identidad de los arquitectos: los Parler. Esta obra no se concluyó hasta el siglo XIX, algo que sucedió con otras muchas catedrales alemanas.


2.6. La arquitectura gótica en Italia

En Italia, como ya hemos visto al hablar de la arquitectura románica, la Edad Media y sus manifestaciones estuvieron marcadas por el gran peso que, en este país, tiene la tradición clásica. El arco apuntado conserva una acusada tendencia a curvarse y a aproximarse al de medio punto, elemento fundamental de las construcciones romanas. El Gótico italiano tiene, por tanto, menos trascendencia y menor duración que en otros países europeos. A este hecho hay que sumar la influencia bizantina, especialmente intensa tras la conquista de Constantinopla por los cruzados, lo cual permitió que ciudades como Génova y Venecia establecieran una intensa relación comercial con estas tierras y, con ella, llegasen los intercambios artísticos, que se registran especialmente en el ámbito de la pintura y de la miniatura. 

En Italia los edificios góticos tienden a la horizontalidad, por ello, los muros en el exterior no presentan el mismo aspecto que en otros lugares, es decir, no precisan de arbotantes, de la misma manera que los vanos son bastante más pequeños que los de los otras edificaciones góticas europeas. Se busca la policromía intercalando hiladas de ladrillo con otras de piedra y mármol (con lo que se consigue acentuar la sensación de horizontalidad) y, aunque no se puede decir que desprecien las novedades constructivas que ofrece el Gótico, sí podemos afirmar que las utilizan con la mayor simplicidad posible, sin extraer de ellas todas las posibilidades que éstas ofrecían.

En 1288, año de la canonización de san Francisco de Asís, se funda la iglesia bajo la advocación del santo en esta misma ciudad. Igual que sucede con la Sainte-Chapelle, San Francisco de Asís es una iglesia doble. En el piso inferior se construyó una especie de cripta, mientras que en la superior se ejecutó la iglesia de planta de cruz latina, caracterizada por una gran sencillez en la que la nave central puede ser vista en su totalidad sin que nada interrumpa esta visión.

La catedral de Siena es uno de los edificios que mejor ilustran la particular manera que Italia tuvo de interpretar la arquitectura gótica. El proceso de construcción de esta catedral dura desde 1250 hasta 1400. John White, en su obra Arte y arquitectura en Italia desde 1250 hasta 1400, señala la posibilidad de que sobre ella influyese Notre-Dame la Grande de Poitiers, así como las catedrales de Bari y Barletta.

Catedral de Siena

Arnolfo di Cambio es una de las personalidades más fascinantes del momento. Fue el iniciador de la construcción de Santa María del Fiore, que más tarde finalizaría Brunelleschi erigiendo la cúpula que constituye uno de los hitos de la arquitectura renacentista. 

La catedral de Milán es un inmenso edificio que se comenzó a construir pasado el año 1386 y que destaca por ser uno de los proyectos más ambiciosos del Gótico italiano en el que se siguen los modelos franceses pero, sobre todo, los alemanes y en la que se demuestra un interés por la estilización impropia del gusto italiano.

Catedral de Milán

En Venecia se construyó uno de los edificios más representativos del Gótico civil: el Palacio Ducal, que se llevó a cabo teniendo en cuenta que no debía restar protagonismo a la basílica de San Marcos junto a la que se halla. Aquí, el juego constructivo entre el vacío y lo sólido, la contraposición entre la parte baja, casi aérea y la superior, más maciza, crea un bello contraste.

Palacio Ducal. Venecia

En Florencia se construye el Palacio de la Signoria que, lo mismo que sucede en todos los palacios toscanos, transmite una gran sensación de fortaleza, de espacio cerrado sin contacto con el exterior, y contrasta con el palacio veneciano, muchísimo más abierto. Este será el punto de partida para la mayor parte de los palacios renacentistas. 


3. LA ESCULTURA GÓTICA

3.1. Características generales de la escultura gótica

La escultura del Gótico experimenta una profunda evolución que viene marcada, en primer lugar, por su progresiva independización de la arquitectura. De este modo, alcanza un mayor volumen, emerge de la misma, mientras que durante el Románico, la escultura aparece acomodada en la fachada y absolutamente sometida a ella.

El cuerpo humano se representa de un modo más naturalista, con una mayor fidelidad a la realidad. El canon es más estilizado y los rostros intentan reflejar los sentimientos, al tiempo que los personajes  se miran y se sonríen entablando un diálogo (sacra conversazione). Incluso, se comienza a tratar de representar la belleza.

La organización de las portadas continúa siendo la misma que durante el Románico. Durante el siglo XIII los temas se distribuyen en registros perfectamente separados, mientras que, con el paso del tiempo, esta separación se va a ir rompiendo y se crea una cierta confusión espacial.

Los temas comienzan a sufrir algunas variaciones. Se siguen representando en las portadas Cristos en majestad que muestran las llagas de su Pasión. El Cristo, rodeado de la Virgen y san Juan, se ha convertido en un ser más próximo a los hombres y a su sensibilidad, menos alejado de la humanidad que el Cristo románico.

La mujer experimenta una importante revalorización: deja de ser símbolo del pecado para convertirse en fuente de inspiración. Por un lado, se repiten los temas marianos como la Asunción de la Virgen, y por otro, se la interpreta como personificación de la Iglesia. Será frecuente encontrarla en la escultura exenta con el Niño Jesús en los brazos, en el parteluz de una iglesia, no como simple trono de Dios, sino como madre que entabla un diálogo con su hijo, que emana dulzura y sensibilidad.

Los dos temas principales de la escultura exenta son el Cristo crucificado y la Virgen con el Niño. El crucificado del Gótico se sujeta a la cruz con tres clavos y no con cuatro como se hacía durante el Románico y comienza a dar muestras de sufrimiento adquiriendo una dimensión más humana.

Virgen con el Niño de Jeanne d'Evreux. Museo del Louvre. París

Cabe citar que la escultura funeraria alcanza durante los siglos del Gótico un interesante desarrollo.

3.2. La escultura en Francia

Las importantes catedrales que se construyeron en este momento será completadas con las grandiosas portadas monumentales en las que se pueden apreciar cambios que se van produciendo de un modo progresivo.

Fachada principal de la Catedral de Estrasburgo

Los ejemplos más importantes los encontramos en Notre-Dame de París, o en las catedrales de Chartres, Amiens, Reims o Bourges. De la catedral de Reims, una de las que mayor cantidad de escultura conserva, sobresale la escena de la Visitación, pero especialmente el ángel de la Anunciación, una de las sonrisas más hermosas de la Historia del Arte, prueba del naturalismo que caracteriza a la escultura del momento. En Chartres no sólo se decoran las portadas de los pies, sino también las de los transemos. Si la escultura de Amiens y Reims puede ser calificada como refinada y elegante, la de Bourges es más tosca y colosal.

Fachada de la Catedral de Notre-Dame. París

Anunciación y Visitación de la Catedral de Reims

En el siglo XIV se construye la Capilla de Rieux, en Toulouse. En ella la escultura abandona la gracia y el refinamiento que la caracterizaron durante el siglo XIII y las imágenes se tornan robustas y expresivas.

La escultura exenta estaba representada por esculturas de pequeño tamaño de piedra y marfil de la Virgen con el niño como la Virgen de la Sainte-Chapelle.

En el siglo XV se da la aparición de una importante figura dentro de este campo: Claus Sluter (1340-1405), artista de origen flamenco que trabajó en el taller de Jean de Marville, el cual dirigía los trabajos de decoración de la Cartuja de Champmol; una vez muerto Marville, fue Sluter quien se ocuparía de terminarla. Su estilo se caracteriza por la monumentalidad y el realismo exacerbado que van unidos a su gran capacidad para la caracterización fisonómica. Representa toda una contradicción con la dulzura y elegancia de la escultura gótica que se había cultivado en Francia. Su obra más importante es la Tumba de Felipe el Atrevido.


3.3. La escultura en Italia

La Antigüedad vuelve a ser el punto de referencia para los escultores italianos. El taller más importante se sitúa en Pisa y sus mejores representantes son los Pisano.

El iniciador de esta saga de artistas es Nicola Pisano (1215-84) quien posee en su haber una obra bellísima: el púlpito del Baptisterio de la catedral de Siena, realizado en colaboración con su hijo Giovanni, Arnolfo di Cambio y Lapo entre otros. Su profundo conocimiento de la Antigüedad clásica se debe a que frecuentó los talleres meridionales durante su juventud, en los que Federico II promovía la restauración de los ideales clásicos y a su estancia en Roma. Su obra ha de considerarse como uno de los antecedentes más claros de la estética renacentista.

Nicola Pisano: Púlpito del Baptisterio de Pisa


Giovanni Pisano (1248-1314), hijo de Nicola, trabajó en Siena tras la muerte de su padre, con el que colaboró en múltiples ocasiones. Allí esculpió las esculturas de la fachada de la catedral, en las que representa a los profetas y sabios de la Antigüedad judía y clásica que predijeron la venida de Cristo. En 1301 hizo otra de sus más bellas creaciones, el púlpito de Sant'Andrea de Pistoia, en el que se funde lo clásico con la influencia del Gótico francés.

Andrea Pisano (1290-1348) empezó trabajando como orfebre. Más tarde realizó las primeras puertas del baptisterio de Florencia, preámbulo de la escultura renacentista. Con ellas se perpetúa una tradición que hunde sus raíces en el Románico: las puertas fundidas y esculpidas que cerraban muchas iglesias. También trabajó con Giotto en el campanile de la misma catedral, diseñando las esculturas que decoraban su parte baja.


4. LA VIDRIERA Y LA MINIATURA EN FRANCIA

Antes de adentrarnos en el estudio de la vidriera en Francia, es conveniente mencionar algunas notas sobre el significado y el papel que ésta desempeñó dentro del edificio gótico. Se sabe que ya en el siglo XI existían vidrieras, como las de Wissenbourg, de las que se deduce que los procedimientos y las técnicas eran las mismas que las que se iban a emplear en siglos posteriores. La vidriera está indisolublemente ligada a la luz. En el espacio gótico la luz es coloreada y cambiante y produce una sensación de irrealidad. Existe una pretensión de alterar la luz natural con la finalidad de obtener una serie de efectos ópticos y de crear un espacio que pueda identificarse con la divinidad. En la Biblia, los paralelismos establecidos entre Dios y la luz son una constante. Cristo afirma: "Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no anda en tinieblas, sino que tendrá luz de vida". Esta idea será reforzada a lo largo de toda la Edad Media por Hugo de San Víctor, santo Tomás de Aquino y san Buenaventura. De la misma manera también existe una identificación entre la belleza y la luz.

El mejor conjunto de vidrieras del siglo XIII son las que conservamos en la catedral de Chartres, completadas en 1230 por maestros itinerantes. Anteriores a estas son las de San Pedro de Poitiers, en las que se da un predominio del rojo y el azul, los colores que más frecuentemente encontraremos en las vidrieras y en los esmaltes del Gótico. Una de las escenas más bellas que se puede admirar en las vidrieras de esa iglesia es la del Descendimiento de Cristo. El triunfo de la luz se produce en la Sainte-Chapelle de París, en ella la gama cromática empleada es más clara de lo habitual.

Vidriera de la Catedral de Chartres

La miniatura fue el campo en el que mejor se desarrolló la pintura en Francia durante los siglos del Gótico. Muchos nobles mandaban hacer salterios adornados con ilustraciones (el Salterio de san Luis). En el siglo XIV aparece Jean Pucelle quien se cree que durante bastante tiempo dirigió un taller de miniaturistas. Una de sus obras más importantes son el Libro de horas de Jeanne d'Evreux, encargo de Carlos IV para regalárselo a su esposa. En el siglo XV los hermanos Limbourg (Pol, Jehannequin y Hermant) se pusieron al servicio del duque de Berry, un gran coleccionista, no sólo de obras de arte sino también de todo tipo de extraños objetos, el cual les encargó un libro de horas conocido como Las muy ricas horas, en el que ha resultado imposible establecer atribuciones concretas. Este tipo de libros comenzaban con un calendario con las labores del campo y los signos zodiacales que acompañaban a cada uno de los meses. A los hermanos Limbourg se les considera el antecedente más inmediato de la pintura flamenca del siglo XV, en concreto de Jan van Eyck.

Los hermanos Limbourg: el mes de junio de Las muy ricas horas del duque de Berry. Museo Condé. Chantilly


5. LA PINTURA ITALIANA

Durante el siglo XIV, época que los italianos denominan Trecento, surgieron una serie de escuelas pictóricas en Italia como la de Siena y Florencia. Entre ellas, especialmente en la segunda, la profundidad, la luz, el naturalismo y la representación de los estados anímicos comienzan a ser algunas de las principales preocupaciones del artista. Los antecedentes de este estilo se encuentran en el Duecento y en pintores como Pietro Cavallini. 

La escuela sienesa demostró estar seriamente influida por la pintura bizantina. Está representada por Duccio di Buoninsegna (1255-1318), autor de la Madonna Rucellai, magnífica obra en la que la Virgen, sobre un fondo dorado y sentada en lujoso trono rodeado de ángeles, sujeta a su hijo entre sus manos. En esta pintura conviven los elementos góticos con la influencia bizantina. Entre 1308 y 1311 realizó el retablo de la catedral de Siena. Suavizó los contornos de las figuras, pero mantuvo el esplendor de sus colores y el gusto por los dorados que acentúan la sensación de irrealidad en sus obras.

Duccio di Boninsegna: Madonna Rucellai. Galería de los Uffizi. Florencia

Simone Martini (1284-1344), también integrante de la escuela sienesa, pintó la Majestad en 1315 en el Palacio Público de Siena, obra que él mismo restauró años más tarde. Lo más característico de su obra son los rostros de sus personajes, de rasgos suaves y ojos rasgados.

Simone Martini: San Luis de Francia y san Ludovico D'Angio. Basílica de San Francisco. Asís

Cimabue (1272-1302), integrante de la escuela florentina, al igual que Giotto, es el precursor de un importante grupo de pintores que con sus aportaciones contribuirán a lograr un cambio decisivo dentro de la pintura. Su fama fue tal que Dante habló de él en sus versos y Vasari incluyó si biografía en Las vidas. En 1272 pintó El Cristo de Santa Croce, en Florencia y más tarde varias Crucifixiones en San Francisco de Asís. En esta iglesia pintó los frescos del coro y del transepto. Cimabue partió de una influencia bizantina imperante en aquel momento, para desembocar en un estilo más expresivo y personal en el que se puede apreciar una nueva intensidad expresiva y un renovado sentido espacial.

Giotto (1267-1337), máximo representante de la escuela florentina, debió realizar su aprendizaje al lado de una gran figura de la pintura como fue Cimabue. Desde muy pronto dio muestras de un increíble talento, que le habría de convertir en uno de los grandes genios de la Pintura. Sus obras más interesantes se encuentran en Asís, Padua y Florencia. Entre 1290 y 1295 comenzó a trabajar en la Basílica de San Francisco de Asís, donde decoró al fresco (la técnica que más empleó y en la que mejor se supo desenvolver) la parte alta de la Basílica Superior.

Giotto: La Última Cena. Capilla Scrovegni. Padua

Viajó a Roma en varias ocasiones, lo que le permitió conocer la pintura de Cavallini. En estos años, el Ministro General de la orden franciscana, fray Juan de Muro, le confía la misión de pintar la vida de san Francisco de Asís en la Basílica Superior. Este trabajo lo desarrollará entre 1297 y 1299 abandonando los esquemas que habían imperado en la pintura italiana durante estos años, y en concreto, desterrando la influencia bizantina. Cennini, un contemporáneo del artista afirma: "Transformó el arte de pintar de griego en latín, adaptándolo a lo moderno, logrando así el arte más perfecto que nadie había alcanzado jamás". Las escenas de la vida de la vida de san Francisco de Asís están situadas en la parte inferior de la nave y de la fachada interna. Son veintiocho escenas que están divididas en tres grupos. Giotto se esforzó especialmente en que la figura de san Francisco encarnase una triple vertiente: el amor a Dios, al hombre y a las criaturas.

El estilo del pintor demuestra hasta qué punto supo alejarse de la tradición y de la pintura bizantina y crear un nuevo lenguaje en el que se encuentran, como elementos primordiales, la plasticidad de la imagen, la introducción del paisaje, la individualización de los rostros, la expresión de los sentimientos y la búsqueda de la plasmación de la realidad. Giotto recupera el concepto de la profundidad que había pasado desaparecido durante el arte medieval y abre nuevos caminos para la pintura renacentista. En sus obras será muy frecuente encontrar personajes de espaldas que ayudan a imaginar, a imaginar, a sugerir un espacio interpuesto, una profundidad.

Giotto: Deposición del cuerpo de Cristo. Capilla Scrovegni. Padua


6. LA PINTURA FLAMENCA

6.1. Características generales

La pintura del siglo XV en Flandes no debe ser considerada exactamente como arte renacentista pero tampoco la podemos enmarcar dentro del Gótico, ya que en muchos sentidos se separa de la pintura de este momento. Los antecedentes más inmediatos están en toda esa serie de miniaturas que trabajaron en Francia durante los siglos XIV y XV, en los que la minuciosidad es uno de los elementos que caracterizan su trabajo y que forman parte de lo que se denomina Estilo Internacional (desde los últimos años del siglo XIV hasta los primeros cuarenta años del siglo XV).

La pintura flamenca hará una aportación decisiva para el posterior desarrollo de la misma: el óleo, puesto que hasta este momento se pintaba con temple. En ambos casos el soporte es la tabla. Tendremos que esperar a la pintura veneciana para ver aparecer el lienzo. El empleo del óleo será muy útil en la pintura flamenca puesto que permite una pintura más minuciosa y detallista, apta para la captación de los pequeños detalles y las calidades hasta límites increíbles y permitirá, además, la obtención de colores de una brillantez excepcional entre los que predominan el rojo, el pasta y una mayor rapidez de su secado. La pintura flamenca no establece prioridades en cuanto a la representación fidedigna de la realidad, ya que concede la misma importancia a un objeto que a un paisaje o a una persona.

El paisaje, que se había convertido en un tema casi ignorado por la pintura medieval, o bien en un tema muy secundario, comienza a adquirir una especial relevancia en estos momentos. En cualquier cuadro, sea del tipo que sea, el pintor hace una concesión al paisaje en los que la línea del horizonte está muy alta. Aunque se trate de una escena en un interior, siempre habrá una ventana a través de la cual se divisará un paisaje minuciosamente representado.

Robert Campin: San Juan Bautista. Museo del Prado. Madrid

La sociedad flamenca, con sus peculiaridades y necesidades, condicionó la irrupción de una serie de temas poco frecuentes en otros países. La burguesía mercantil en Flandes tenía un gran poder económico y encargaba y compraba cuadros de un formato adecuado para colgarlos en las paredes de sus viviendas. Los temas no fueron predominantemente religiosos, como ocurrió en el resto de los países, sino que irrumpió con fuerza el retrato.

El espejo es un objeto que aparece en muchas de las obras flamencas y es empleado para sugerir un espacio que no puede ser pintado. Se trata de una innovadora visión del espacio que tendrá gran influencia en pintores posteriores como Velázquez (Las Meninas, La Venus del Espejo).

La pintura flamenca es el mejor testimonio posible de una época y del ambiente social del momento por su asombrosa fidelidad a la realidad. En el Museo del Prado se conserva una nutrida muestra de esta pintura gracias al enorme interés que despertó en nuestros monarcas. Isabel la Católica fue una gran coleccionista de pintura flamenca, al igual que Carlos V y que Felipe II. 


6.2. Los principales pintores flamencos

A Jan van Eyck (1390-1441) se le considera el iniciador de la escuela flamenca. Su formación se desarrolló, casi con toda seguridad, al lado de su hermano mayor Hubert, con el que pintó una imponente obra: El retablo de San Bavón de Gante, integrado por doce tablas de compleja iconografía con escenas y personajes bíblicos. En el centro del mismo, junto con la imagen de san Bavón, se encuentra la Adoración del Cordero místico, en medio de la cual ha pintado la Fuente de la Vida. Trabajó en la corte de Juan de Baviera y en 1425 entró al servicio de Felipe III de Borgoña. En 1431 se estableció en Brujas, en donde permaneció hasta su muerte. La autoría de sus obras no siempre ha estado clara. El estilo minucioso y detallista, la representación analítica de los objetos y su asombroso dominio de la técnica, influyó sobre muchos pintores de su época como el maestro de Flemalle como se le ha conocido hasta hace muy poco, llamado en realidad Robert Campin (1375-1444). Durante muchos años su obra se confundió con la de otros pintores como el propio Jan van Eyck. Su obra se caracteriza por las figuras monumentales de precisos contornos, la consistencia casi táctil que supo dar a los objetos y el misterioso simbolismo que atribuye a muchos de los elementos de sus cuadros (Santa Bárbara en el Museo del Prado).

Jan van Eyck: retablo de San Bavón de Gante

Robert Campin: Santa Bárbara. Museo del Prado. Madrid

Una vez que se han sentado las bases de la pintura flamenca aparecen en escena pintores como Roger van der Weyden (1400-1464). En su pintura se funden las influencias de Robert Campin y las de Van Eyck. Se caracteriza por las composiciones cuidadas y por la tensión dramática de las escenas de sus cuadros. En el Museo del Prado se conserva la que se considera su obra maestra: El Descendimiento. En ella los personajes se agolpan en un angosto espacio dorado que impide la distracción y que favorece que se concentre toda nuestra atención en la escena, pese a lo cual consigue transmitir sensación de profundidad y corporeidad al conjunto. La composición es muy cuidada: existen dos líneas ondulantes y paralelas formadas por el cuerpo de Cristo muerto y por el de la Virgen, que se ha desmayado, mientras que el resto de las líneas son verticales para darle una mayor estabilidad al cuadro. La calidad técnica de esta obra es verdaderamente inigualable. Gracias a ella es posible discernir las diferentes calidades y materiales de los que están hechos los ropajes.

Roger van der Weyden: Descendimiento. Museo del Prado. Madrid

Entre finales del siglo XV y principios del siglo XVI, aparece un grupo de pintores, encabezado por Hans Memling (1433-1494), que se establece en la ciudad de Brujas en la que se desarrolló la mayor parte de sus trabajos. Membling se formó con Van der Weyden y conoció la obra de Van Eyk. Demostró ser un buen retratista al tiempo que se mostró partidario de una belleza femenina suave, serena y dulce que se repite incansablemente en sus Vírgenes. Sus escenas se desarrollan en ambientes apacibles y armónicos (La Virgen y el Niño entre dos ángeles del Museo del Prado). 


6.3. Joachim Patinir y el Bosco

Patinir y el Bosco son dos pintores que merecen un estudio detallado no sólo por la importancia y el desarrollo que en su obra alcanzó el paisaje, sino porque representan una clara evolución con respecto a los pintores flamencos antes referidos.

Joachim Patinir (1480-1524) fue el primer artista que convirtió el paisaje en el tema fundamental de su obra, mientras que todo lo demás adquiere una posición secundaria frente a éste. En sus composiciones, el punto de vista está muy alto, de tal modo que el cielo ocupa un pequeño espacio y los personajes son diminutos elementos que se pierden en su inmensidad. Predominan los azules y los verdes, las montañas acartonadas y las construcciones fantásticas. Todo esto se puede verificar en obras como El paso de la laguna Estigia, en el que Caronte transporta en una barca un alma, en medio de un húmedo y verde paisaje.

Joachim Patinir: El paso de la laguna Estigia. Museo del Prado. Madrid

Hieronymus van Aeken Bosch, el Bosco (1450-1516) es el más original de entre todos los pintores flamencos. Gran parte de sus cuadros se encuentran hoy en las colecciones españolas dado el especial interés que su obra despertó en Felipe II. Su formación debió de tener lugar en el pequeño taller familiar. Es también bastante posible que viajase por Flandes, de tal modo que conociera la producción artística de otros pintores flamencos anteriores a él. Era un gran admirador de la literatura de su época (Utopía de Tomás Moro, El elogio de la locura de Erasmo de Rotterdam y El Príncipe de Maquiavelo). El Bosco es un pintor fantasioso, de una imaginación desbordante, dotado de una gran capacidad crítica y una fina ironía y, cuyos cuadros son, en muchos casos muy difíciles de descifrar.

Una de sus obras más conocidas es El jardín de las Delicias (Museo del Prado), un tríptico que, si se contempla cerrado, ofrece una cosmovisión y si se abre muestra la representación de tres escenas: el Paraíso, el jardín de la lujuria y el Infierno. En la primera tabla, Dios crea el hombre en torno a la fuente de la vida, en un ambiente lleno de serenidad y equilibrio. En el centro aparecen animales, monstruos, seres híbridos, arquitecturas ilusorias y fantásticas, plantas y personas desnudas contaminadas por el pecado de la lujuria. En el Infierno la nota dominante es la oscuridad, en la que se recrean abominables seres extraídos de un mundo onírico y tenebroso inspirado en la plástica medieval que en muchos sentidos, el autor se resiste a abandonar. En él el vicio es cruelmente castigado por seres irreales y deformes.

El Bosco: El jardín de las Delicias. (Detalle de tabla derecha). Museo del Prado. Madrid

El Bosco: El jardín de las Delicias. (Detalle de tabla central). Museo del Prado. Madrid

Del análisis de su obra se deduce su gran capacidad imaginativa y su desbordante fantasía. Incluso se puede afirmar que el Bosco pudo constituir una importante fuente de inspiración para pintores surrealistas como Dalí.

La catedral gótica

"Pues, a pesar del peso de su gran bóveda, la catedral iba a se luminosa como ninguna otra iglesia lo había sido hasta entonces. Para hacerlo posible el maestro abandonó el alzado cuatripartito, concretamente la tribuna que los más renombrados de sus inmediatos predecesores habían adoptado en las catedrales de París y Laon. Desde el punto de vista de las exigencias del culto multitudinario, estas tribunas eran innecesarias, especialmente en una iglesia tan grande como la de Chartres, que ofrecía en su nave central y en las laterales amplio espacio para grandes congregaciones de fieles. Pero las tribunas tenían una importante finalidad estática en la medida en que ayudaban a sostener los empujes de las bóvedas de la nave central. El abandono del alzado cuatripartito muestra, con toda la claridad deseable, la integración de las consideraciones estéticas y las estructurales, o más concretamente, la influencia estética de la luz en la evolución de la arquitectura. Al suprimir la tribuna, el maestro pudo aplicar en todas las partes del edificio y con absoluta coherencia, el principio de los muros translúcidos".

(SIMSON, O. La catedral gótica, 1980)



A FONDO

LOS ESPOSOS ARNOLFINI 
JAN VAN EYCK

Estamos ante uno de los retratos más famosos de la Historia de la Pintura y, al mismo tiempo, una de las obras más complicadas y llenas de simbolismo. En 1421 Giovanni Arnolfini, un banquero italiano establecido en la ciudad de Brujas, encarga a Van Eyck un retrato matrimonial junto a su esposa Giovanna Cenami, miembros ambos de acaudaladas familias de la ciudad italiana de Lucca. A partir de finales del siglo XV el cuadro comenzó a circular por diversos países europeos para llegar finalmente hasta la National Gallery de Londres, en la que se puede visitar actualmente.

En el interior de una estancia, Giovanni y su esposa se dan la mano en señal de que se está celebrando la ceremonia de su boda. En aquel tiempo la boda no requería la presencia de un sacerdote, era un acto voluntario de los contrayentes para el que bastaba, simplemente, con la presencia de un testigo, que en este caso pudo ser el propio Van Eyck como explicaremos más tarde. El acto del matrimonio constaba de dos momentos: en primer lugar los esposos se tomaban de las manos y luego hacían un juramento con la mano alzada. En este caso se representan simultáneamente las dos escenas de la ceremonia: los esposos se toman de la mano al tiempo que realiza el juramento.

La ceremonia se desarrolla en el interior de una casa bellamente decorada, símbolo del poder económico adquirido por muchos de los burgueses enriquecidos con el comercio que vivían en Brujas. En este mismo sentido, los ropajes de los personajes son indicativos de su posición social puesto que, pese a su sobriedad, están hechos de ricos materiales, que gracias al uso del óleo y al gran dominio de la técnica, Van Eyck ha sabido captar magistralmente. La mayoría de los elementos que llenan la estancia son una prueba fehaciente de la riqueza del joven matrimonio, como la alfombra de Anatolia que se encuentra al pie de la cama o las naranjas que están en la ventana, posiblemente traídas del Sur y que en el norte de Europa eran algo bastante difícil de conseguir. En este sentido, al margen del valor artístico, se añaden valor documental de la obra.

La luz proviene de dos focos diferentes: existe un primer foco que proviene de la ventana abierta que está a espaldas de los esposos y un segundo foco de luz que les ilumina levemente el rostro. La única vela encendida de la lámpara es absolutamente innecesaria, puesto que con la luz de la ventana hay iluminación suficiente en la habitación, por tanto, su presencia es meramente simbólica y alude a Dios como un ojo omnipresente que todo lo observa. A los pies de los esposos hay un pequeño perro, que dentro de la iconografía medieval va siempre unido al concepto de la fidelidad y que en este caso alude a la conyugal. En el interior de la habitación hay una serie de objetos que simbolizan la pureza, como el rosario hecho con cuentas de cristal que está colgado al lado del espejo o este último decorado con diez círculos de esmalte en los que se representan escenas de la Pasión de Cristo.

Otras de las ideas que se encuentra presente en la pintura es la fertilidad. En este sentido Giovanna recoge las telas de su vestido (de color verde, símbolo de la fecundidad) sobre su prominente vientre. En la pintura flamenca el vientre se subraya de un modo especial por considerarse una de las partes más bellas de la anatomía femenina. Para corroborar esta afirmación no hay más que observar la representación de Eva que hay en el Retablo de san Bavón de Gante. Sobre la cama hay una imagen de santa Margarita, patrona de los alumbramientos, que en aquel entonces tenían lugar en la cama propia.

En el fondo de la estancia un espejo pende de la pared bajo la firma del autor de la obra en letra gótica que reza lo siguiente: "Johannes de Eyck Fuit hic", es decir, Jan van Eyck estuvo aquí. En él se refleja el resto de la habitación en la que hay dos personajes ante los esposos, lo que unido al texto, adquiere una gran importancia ya que probablemente lo que nos quiere decir es que Van Eyck, es decir, el propio artista, estuvo allí y que, por tanto, pudo desempeñar el papel de testigo de la boda. Este ingenioso recurso del espejo, que años más tarde van a seguir utilizando otros pintores, fue empleado por primera vez por Robert Campin en su obra San Juan Bautista (Museo del Prado).




GLOSARIO

Bóveda de crucería
Se forma por la intersección de dos bóvedas de cañón apuntadas. Sus aristas se refuerzan con nervios. El punto donde estos se cruzan se llama clave, mientras que la plementería es el conjunto de dovelas que la integran. Con el paso del tiempo las bóvedas de crucería se irán complicando al multiplicarse el número de nervios y al decorarse las claves.

Arbotante
Arquillo que se coloca en el exterior del muro y cuya función es recoger los empujes laterales de la cubierta transmitiéndolos a los contrafuertes.

El rosetón
"(...) tiene para el cristiano de la época un significado doblemente simbólico: alude al mismo tiempo al sol, símbolo de Cristo, y a la rosa, símbolo de María".
M. C. Gozzoli

Notre-Dame
Se construyó entre los años 1163 y 1250. En el siglo XIX fue sometida a una fuerte restauración que corrió a cargo de Viollet-le-Duc. Durante el Romanticismo, el Gótico despertó un interés especial.

Gótico flamígero
Término introducido por Arcisse de Caumont que hace referencia a la forma de llama que adoptaron algunos edificios hacia finales del Gótico.

La capilla del King's College de Cambridge
Construida entre 1443 y 1461, está dentro de lo que se ha venido denominando estilo perpendicular. Lo más notable de la misma son sus bóvedas de abanico, unas de las más impresionantes de la historia de la arquitectura.

Hallenkirche
Con esta palabra de origen alemán nos referiremos a los edificios en los que las naves laterales tienden a tener la misma altura y anchura que la nave central. En España esta palabra se ha traducido como planta-salón.

San Francisco de Asís
Dos años después de su muerte, san Francisco de Asís fue canonizado por el papa Gregorio IX quien mandó realizar una basílica en la que reposasen los restos del santo. En 1230 el cuerpo de san Francisco fue depositado en la cripta. La iglesia fue consagrada en 1253 y finalizada en 1280. En el año 1997 este conjunto ha sido trágicamente dañado por los terremotos.

La Catedral de Siena
Es uno de los edificios más representativos del Gótico italiano. Los muros, realizados con materiales más bien pobres, se revisten con otros más ricos, tal y como ya se había hecho durante el Románico. La fachada es obra de Giovanni Pisano. Se cree que la realizó antes de dejar la ciudad, en 1297.

Vidriera
Se realizan con fragmentos de vidrios de diferentes colores que se ensamblan en un esqueleto de plomo con sección en forma de H, llamado emplomado. En ocasiones, para obtener diferentes tonalidades, se superponían vidrios de diversos colores y grosores. Para los pequeños detalles del rostro o de las vestiduras, por ejemplo, se utilizaba grisalla y el amarillo plata que se aplican directamente con un pincel.

El libro de horas de Jeanne d'Evreux 
Es obra de Jean Pucelle, quien no sólo fue miniaturista, sino que también se dedicó a la orfebrería, algo que se deja sentir en esta obra. Se ha planteado la posible influencia de ciertos pintores italianos como Simone Martini o Duccio.

Óleo
Técnica pictórica consistente en disolver los colores en un aglutinante oleoso que se obtiene a partir del aceite de linaza, de nuez o de aceites de origen animal. Permite, entre otras cosas, conseguir mayor número de efectos pictóricos.

Santa Bárbara
Murió mártir hacia el año 300. Es frecuente verla representada con una torre como atributo, puesto que fue allí donde la encerró su padre.


CITAS

"Desprecio las inmensas alturas de los templos, su desmesurada longitud, su excesiva anchura, sus suntuosos adornos, sus cuidadas pinturas: mientras atraen hacia sí la mirada de los que oran, ofuscan también la disposición del alma".
San Bernardo

"Francisco Bordone, San Francisco de Asís, (1181-1226), hijo de un rico mercader de Asís, tuvo una crisis a los veinticinco años, retirándose a la vida eremítica, dedicado a la oración, la predicación y la mendicidad. En 1209, se constituyó en torno a él una fraternidad".
Valdeón Baruque

"Todas las cosas visibles se presentan como símbolos, es decir, como imágenes, para reflejar y manifestar las invisibles".
Hugo de San Víctor

"Los aspectos justiciero y autoritario del Cristo bizantino se continúan, aunque algo suavizados, en la escultura francesa del siglo XII de Beau-Dieu de la catedral de Amiens. La figura de Cristo se alza entre las dos puertas principales de la catedral y debajo de la escena del Juicio Final".
Elsen

"Para los siglos XII y XIII y la luz fue fuente y esencia de toda esencia visual. (...) Las estrellas, oro y piedras preciosas son consideradas bellas por esta cualidad".
Otto von Simson

"El cuadro de Van der Weyden cola estos requisitos sin parecer forzado y enamorado del virtuosismo (...). El cuerpo de Cristo vuelto de cara hacia el espectador, constituye el centro de la composición".
E.H. Gombrich.

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